Villanova
Es una localidad con una altitud de un kilómetro sobre el nivel del mar, del que destacan su gran actividad turística y agrícola. Se sitúa en el Valle de Benasque, concretamente en la Fala de la Sierra.
Una de las atracciones turísticas por excelencia son sus casas, ya que simbolizan el gran equilibrio que existió entre lo natural y lo artificial durante mucho tiempo. Están construidas con materiales de la zona, y su distribución está íntimamente ligada al trabajo que desempeñaba cada habitante. Tanto la Casa Betrán como la Casa Riu son viviendas representativas, la primera por ser una casa-patio y la segunda por contener en su fachada preciosos ornamentos con gran detalle.
Otro detalle sorprendente de Villanova es la arquitectura religiosa. Tiene dos iglesias románicas, lo cual es realmente especial, ya que no solía pasar. Esto parece ser que ocurrió debido a la presencia de dos señoríos en el núcleo que intentaron hacer una “batalla de prestigio”, intentando cada uno construir una iglesia más alta.
La iglesia de San Pedro es la más sencilla y simple, aunque es sorprendente debido a su estilo que tiende al románico occidental, lo que se junta con arquillos de tradición lombarda. La de Santa María, en cambio, sufrió numerosas ampliaciones y es más espectacular debido a su gran torre. Tanto su ábside de bandas verticales como sus arquillos te sorprenderán, además del detallado e impresionante grabado que se conserva en su interior, datando este del siglo XVI.