Excursión al Valle de Tena
Con esta excursión conocerá el Valle de Tena y disfrutará de sus maravillosos paisajes. Lo recorreremos prácticamente en su totalidad y podremos conocer uno de sus pueblos más típicos, Sallent de Gállego y uno de sus enclaves naturales más bonitos e históricos, el Balneario de Panticosa.
Qué ver
En esta excursión nos vamos a dirigir hacia el entorno natural del Valle de Tena.
Este valle se encuentra en la vertiente española de los Pirineos, dentro de la provincia de Huesca, en la comarca del Alto Gállego y está recorrido de norte a sur por el río que da nombre a esta comarca: el río Gállego.
Es uno de los valles más extensos y poblados del Pirineo. Tiene una superficie de unos 400 Kilómetros cuadrados y su altitud va desde los 700 metros en su parte más baja hasta superar los 3.000 en algunas de sus cimas.
Cuenta además, con dos grandes embalses, el de Lanuza y el de Búbal.
Tras recorrerlo casi en toda su extensión, llegaremos hasta la Villa de Sallent de Gallego, a los pies del pico Foratata, nuestra primera parada y capital de dicho Valle.
Sallent es uno de los pueblos más típicos del Valle en cuanto a arquitectura popular y belleza paisajística.
Allí nos estará esperando un guía local para realizar una visita guiada .Nos explicará de una manera muy amena, además de sus orígenes y arquitectura, sus leyendas.
Tendremos tiempo libre para poder contemplar sus rincones tranquilamente y sacar preciosas fotografías.
Una vez finalizada la visita cogeremos de nuevo nuestro autocar, para dirigirnos a otro de los enclaves destacados del Valle: el Balneario de Panticosa.
Por el camino haremos un breve parada, a la altura del pueblo de la Lanuza, para poder hacer fotografias del Pico Foratata, el Embalse de Lanuza y sus alrededores.
El Balneario es un pequeño núcleo urbano perteneciente al municipio de Panticosa que se encuentra a 1.636 m. de altitud, en el fondo de una cubeta glaciar en la que se ha formado el Ibón de Baños que le da gran parte de su personalidad.
En 1966 fue declarado Conjunto de Interés Turístico Nacional.
Famoso por sus aguas termales, ya conocidas en la época de los romanos, en la historia del Balneario se suceden numerosos períodos de reconocido prestigio como lugar turístico.
En el siglo XIX alcanza su máximo esplendor y a mediados del siglo XX entra en una etapa de declive de la que actualmente todavía se está recuperando.
Durante las dos horas que estemos allí, tendremos tiempo libre tanto para tomar un aperitivo o comer en cualquiera de los establecimientos que encontraremos, como para recorrerlo y admirar su paisaje y sus construcciones.