Subiendo al Elbrus
Cuando menos te lo esperas se tornan las suertes, cambian las visiones y aparecen otras sensaciones. Atrás quedó la difícil llegada a estas tierras, en las que te abordan muchas dudas; no parece sencillo moverse por estos valles: está el idioma, papeleos, … la manera en que funcionan aquí las cosas. Pero hoy se ve todo diferente; subiendo al Elbrus desde la tranquilidad de una ruta poco recorrida, fuera de la comodidad de los teleféricos, y compartiendo experiencias con un grupo de rusos y ucranianos que nos encontramos en el camino. Se tornan las suertes, y aparecen momentos especiales. Este puede ser compartir una velada, después de un día de esfuerzo, con un grupo de rusos, y conocer su manera especial de ir a la montaña. No nos entendemos, ni tampoco entendemos las letras de sus canciones, pero la melodía de la guitarra lo transmite todo.