48 horas en Sevilla: la ciudad de la luz
La influencia de la cultura morisca ha dejado una huella especialmente bella en el casco histórico de Sevilla. Durante su estancia allí, es imprescindible ir a un tablao y dejarse hechizar por el baile y el cante flamenco. Visite la capital de Andalucía y disfrute del animado ambiente de sus calles y plazas mientras descubre verdaderos tesoros culturales.
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Índice
Día 1: Historia , tradición y modernidad
Comience su recorrido en el Real Alcázar, uno de los complejos monumentales más espectaculares del mundo. Se sentirá como si estuviera en Juego de Tronos mientras pasea por el interior y los jardines que se utilizaron como escenario cuando se filmó la serie. En la cercana Plaza del Triunfo, rodeada de edificios históricos, se encuentra el Archivo de Indias, principal referente para el estudio de la presencia española en América.
Alrededor del Alcázar se encuentra el Barrio de Santa Cruz, antiguo barrio judío, donde se encuentra la auténtica Sevilla y lo que fue una sinagoga, hoy la iglesia de Santa María la Blanca. Las estrechas calles te llevarán a la Plaza de la Virgen de los Reyes donde encontrarás la Catedral de Santa María de la Sede. Sube las rampas hasta el campanario donde serás recompensado con inolvidables vistas de la ciudad desde la Giralda, antiguo minarete de lo que fue una mezquita árabe.
La ruta continúa hacia la Plaza Nueva o la Plaza del Salvador, donde las tapas se convierten en una forma de arte. Hay una selección de pequeñas tabernas y bares de moda que ofrecen deliciosos aperitivos en un ambiente incomparable.
Por la tarde, continuaremos hacia el Guadalquivir, el río que ha determinado la historia y el trazado de la ciudad. Allí encontrará la Torre del Oro, una torre de defensa construida en el siglo XIII que fue cubierta con tejas doradas, de ahí su nombre. En su interior se encuentra el Museo Naval, que contiene maquetas, brújulas y cartas náuticas antiguas.
Cruce el puente de San Telmo o el de Triana al otro lado del río y estará en el barrio marinero y flamenco por excelencia de Sevilla. Cene en una de las terrazas que dan a la Calle Betis, a los pies del Guadalquivir, y disfrute de las delicias del ambiente nocturno de Sevilla. O vaya a uno de los numerosos «tablaos», dedicados exclusivamente al cante y al baile flamenco.
Día 2: Paseo en coche de caballos por una ruta de olores y sabores
Una de las formas más tradicionales de descubrir la majestuosa Plaza de España y el encantador Parque de María Luisa es tomar un coche de caballos. Este complejo arquitectónico fue diseñado para ser el edificio principal de la Exposición Iberoamericana de 1929. Su forma semielíptica simboliza el abrazo de España a sus antiguas colonias americanas, y se asoma al río Guadalquivir como la ruta sugerida para llegar a América.
Luego continúa hacia la antigua Real Fábrica de Tabacos, donde se recibía y procesaba el tabaco de América. Es uno de los edificios más bonitos de la ciudad donde trabajó la protagonista de la Ópera «Carmen» de Bizet. Todo ello antes de convertirse en la sede de la Universidad de Sevilla.
Desde allí se puede tomar el metro, el autobús o alquilar una bicicleta para completar la ruta cultural en el Museo de Bellas Artes. Allí encontrarás una espléndida colección de pinturas del siglo XVII de Sevilla, con obras de grandes artistas como Murillo, Velázquez y Zurbarán.
Disfrute del sol y del ambiente mientras se detiene a almorzar en la Alameda de Hércules. La zona alrededor de los jardines públicos más antiguos de Europa se ha poblado recientemente con bares de tapas, encantadoras cafeterías y restaurantes de primera clase.
La noche es perfecta para dar un paseo por el barrio de San Luis hasta la Basílica de la Macarena y su Museo, uno de los centros de devoción religiosa más importantes de la ciudad, especialmente en Semana Santa cuando los nazarenos sacan sus imágenes en procesión.
Cene en los alrededores del Metropol Parasol, una estructura de madera que los sevillanos han bautizado como «Las Setas». Esta vanguardista creación fue diseñada por el arquitecto Jürgen Mayer, y pretende ser la estructura de madera más grande del mundo. Desde el mirador se obtienen unas sensacionales vistas de la ciudad.
Si tienes más tiempo
Realmente deberías visitar los pueblos y ciudades de la Ruta Bética-Romana. En la campiña sevillana puede explorar Carmona, Osuna y Écija, donde la historia se vive en forma de castillos y hermosos edificios barrocos.
El complejo arqueológico de Itálica, en Santiponce, contiene las ruinas de la que fue la primera ciudad romana construida fuera de lo que hoy es Italia. Allí se encuentran los restos del anfiteatro, casas preciosas, termas y otros edificios públicos.