Selva de Irati, Navarra / Foto: Miguel Ángel García Ólvega [CC BY 2.0] Wikimedia Commons
Selva de Irati, Navarra / Foto: Miguel Ángel García Ólvega [CC BY 2.0] Wikimedia Commons

Selva de Irati, y cómo explorar el otoño

La Selva de Irati es el segundo bosque de hayas y abetos más extenso y mejor conservado de Europa, con una extensión de unas 17.000 hectáreas que se mantiene en estado casi virgen. Situada en el Pirineo Occidental de Navarra, se puede acceder a la Selva de Irati desde los pueblos de Ochagavía o de Orbaitzeta.

Este bosque es un tesoro natural, en el que se encuentran los espacios protegidos de Mendilatz y Tristuibartea y la Reserva Integral de Lizardoia.  Además de los bosques, Irati contiene una gran riqueza de fauna, en la que sobresalen los ciervos, cuyo celo o “berrea” puede disfrutarse en otoño.


Excursión en otoño a la selva de Irati

El otoño es el mejor momento para visitar la selva de Irati, con toda una explosión de colores, amarillo intenso, marrón cálido y rojo. Nuestra ruta se inicia en Ochagavía, uno de los pueblos más típicos del pirineo navarro, de casas de piedra con cubiertas a cuatro aguas y dividida por el río Anduña. En Ochagavía se encuentra el Centro de Interpretación de la Selva de Irati, quizá uno de los paisajes naturales más bellos de que puedes ver en Navarra.

Desde Ochagavía parte una carretera, la NA-2012, en dirección al Santuario de la Virgen de Musquilda. La iglesia del siglo XII se encuentra situada en lo alto de un montículo, desde el que se puede contemplar una hermosa vista de Ochagavía.  Seguimos la carretera, que nos lleva en nuestra siguiente parada al paso de Tapla, punto de inicio de múltiples rutas de senderismo y caminos de bicicleta de montaña. Desde este lugar puedes llegar al mirador de Goñiburu, que se encuentra a una distancia de unos dos kilómetros y al que llegas a través de un sendero, y donde se enclava un mirador privilegiado a 1.492 m desde el que contemplar las montañas limítrofes del valle del Roncal y la cordillera pirenaica.


Dejamos atrás el paso de Tapla y el camino comienza a descender hasta llegar a la ermita de la Virgen de las Nieves, a 23 km. de Ochagavía. En este paraje se encuentra el aparcamiento donde dejamos el coche y donde verás un panel informativo de la Selva de Irati. A escasos 100 m se encuentran las ruinas de las Casas de Irati o Casas del Rey donde tuvieron su residencia los guardas del bosque.

La Selva de Irati, de 17.000 hectáreas, es la segunda masa forestal continúa de bosque caducifolio tras la Selva Negra alemana y es uno de los bosques más extensos y mejor conservados de la Península Ibérica. En su interior cuenta con áreas de especial protección, como la reserva de Mendilatz con 119 hectáreas de hayas centenarias o la de Lizardoia con hayas de entre treinta y cuarenta metros de altura. Y algunos de sus árboles han sido declarados monumentos naturales, como el Haya de los Tres Brazos o el Abeto de Austeguía.

La Selva de Irati se puede recorrer por numerosos caminos, nosotros vamos a seguir una pista forestal que parte del aparcamiento y que, paralela al río Irat,i nos lleva hasta el embalse de Irabia tras seis kilómetros de recorrido mientras nos adentramos en el bosque.

Iniciamos el camino y disfrutamos del silencioso y sombrío bosque que en otoño se tiñe de amarillo intenso, marrón cálido y rojo, hasta que a mediados de noviembre las hayas pierden sus hojas quedando el verde de los abetos.

La pista forestal finaliza muy cerca del embalse y da paso a una senda cementada de aproximadamente seis kilómetros  que nos lleva a las ruinas de la Real Fábrica de Armas de Orbaitzeta, donde finaliza nuestro recorrido. Es un lugar especial, construido en el siglo XVIII y del que ya sólo quedan las ruinas comidas por la vegetación, y traspasadas por el río que discurre bajo sus arcos, fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2007, por ser una joya de la arquitectura del siglo XVIII.


Sentarse en el corazón del bosque y disfrutar de un encuentro a solas con la naturaleza, al tiempo que se admiran las limpias corrientes del río Irati y se escucha el huidizo sonido de los animales son sólo algunos de los placeres que alberga la Selva de Irati.


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