San Millán de la Cogolla
En el valle del río Cárdenas y a unos escasos 39 kilómetros de Logroño, en La Rioja, la agradable población de San Millán de la Cogolla se levanta con cierto aire serrano a unos 728 metros de altitud y con poco más de 300 habitantes. Nos topamos con la cuna del castellan, la cual creció justo en torno al famoso Monasterio de San Millán de Yuso.
Este valle riojano es la cuna de San Millán, santo que encontró en este entorno natural privilegiado un espacio para el retiro y la oración. En la actualidad, el monasterio de San Millán de la Cogolla está formado por una comunidad de monjes que continúan la tradición iniciada por el eremita Millán. En 1997, el monasterio recibió el título de Patrimonio de la Humanidad y está considerado como la «cuna del castellano».
Dicho monaterio y el de Suso han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, por lo que la visita a ambos es obligada. El monasterio de Yuso es conocido como el Escorial de La Rioja, debido a sus grandes dimensiones y a que es un punto de referencia en toda la región.
Sin embargo, a un escaso kilómetro de San Millán de la Cogolla, nos topamos con el Monasterio de Suso, el cual se localiza en una zona boscosa. El origen de tremendo edificio se remonta al siglo VI, cuando San Millán se aparte de la civilización para adentrarse en su propio mundo de meditación y soledad, acomodándose en una vivienda que no es más que lo más primitivo que hoy se conserva en el monasterio. De hecho, hoy en día se pueden visitar las cuevas donde Millán y sus seguidores oraban y vivían.
Excursión en San Millán de la Cogolla
- Duración: una hora
- Distancia aproximada: 3 km
- Dificultad: media-baja
- Lugar: La Rioja
- Época recomendada: octubre
El monasterio de San Millán de la Cogolla está compuesto por dos edificios: el monasterio de Yuso y el de Suso. Desde el primero parte una carretera que se adentra en el valle y lleva hacia el Lugar del Río. El sendero, que conduce en un breve ascenso hasta la cueva, arranca a la derecha de la edificación ganadera que se encuentra nada más cruzar el puente sobre el río. En estos primeros metros, el camino discurre tranquilo, con un ligero desnivel, y está rodeado por un bosque de hayas. Al cuarto de hora, comienza la pendiente, pero cuando se supera el repecho, la panorámica que se obtiene es sobrecogedora: a la derecha, un tupido bosque de pino silvestre; a la izquierda, una estampa multicolor en esta época del año, y al fondo, el pico de San Lorenzo de 2.260 metros. A partir de este punto, el sendero se quiebra, gana altura y el suelo se vuelve más pedregoso. Una vez coronado el punto más alto, se encuentra la recompensa en un mirador privilegiado desde el que gozar de este impresionante paisaje.
Si quedan fuerzas después de este recorrido, una carretera de menos de dos kilómetros conecta los monasterios de Yuso y Suso. El paseo, de apenas quince minutos, finaliza ante un monolito de piedra con una cruz donde se dice que en este lugar San Millán venció a Satán. El itinerario continúa, si se desea, una hora más por el camino que bordea el monasterio, lleno de ejemplares de pino carrasco, laricio, silvestre y de Monterrey, carrascos, hayas y robes.