¡Que me los quitan de las manos!
Supongo que la buena señora diría: «¡que me los quitan de las manos!, señores,… compren, compren». Lo supongo, ya que con mi ruso… . El caso es que tenía un maletero lleno de pollos y, efectivamente, se los quitaban de las manos, ante mi mirada atónita. No pude reprimir la tentación de sacar la cámara e inmortalizar el momento, poco común por estos lares. No se si es por estas cosas o por qué, pero me encantan los mercados, siempre te sorprenden. Además, que vitalidad y trasiego de personas; comprando, vendiendo, mirando, pasando el rato. Y sigo si quieren sus señorías. En este caso se trata del mercado de Nal´chic; ciudad situada en el Cáucaso ruso, poco turística, pero que te puede sorprender con cosas como esta.