Qué ver y hacer en Ginebra
Situada al pie de los Alpes, a orillas del lago Lemán, muy cerca de la frontera con Francia. La ciudad suiza de Ginebra es uno de los destinos más impresionantes de Europa. Conocida también como la “Ciudad Internacional”, esta elegante ciudad tiene un aspecto fundamentalmente moderno, sin embargo ha sabido conservar un atractivo casco antiguo con estrechas y empedradas calles que recorrer a pie cada día numerosos visitantes.
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Descubra Ginebra y más allá
Con un equilibrio armonioso entre la innovación moderna y la naturaleza, Ginebra es una de las ciudades más singulares de Europa. Puntuada por el imponente Jet d’Eau, Ginebra es una escapada de fin de semana ideal, mientras que su ubicación también sirve como el comienzo perfecto para una escapada llena de acción a los Alpes. Atrayendo a turistas de todo el mundo para echar un vistazo a sus majestuosas vistas y disfrutar de sus hitos culturales, hay algo para todos. Una subida a la cima de la torre norte de la catedral de San Pedro le proporcionará una de las vistas más extensas de la ciudad y el lago. Gracias a su ubicación al pie de los Alpes, la ciudad es también el lugar perfecto para comenzar unas vacaciones de esquí o de aventura, con la montaña más alta de Europa, el Mont Blanc, a poca distancia en coche. Tanto si estás planeando una relajante escapada de fin de semana como una larga escapada alpina, nuestra guía de viajes que aparece a continuación te dirá todo lo que necesitas saber sobre la ciudad y la región circundante.
La ciudad tiene carácter internacional, al existir una gran presencia de residentes extranjeros, uno de cada tres se estima, provocado por el hecho de ser sede de muchas instituciones internacionales. Uno, por lo tanto, nunca se siente fuera de lugar en Ginebra.
El centro histórico de Ginebra, se sitúa en la orilla sur del río Rodano. Desde el puente Mont Blane es posible vislumbrar el casco antiguo y disfrutar de espectaculares vistas de la rada del puerto y el jet d’eau, una fuente de agua en pleno lago Lehman que alcanza los 145 m. de altura. Ésta última instantánea, también puede obtenerse desde el jardín ingles.GinebraTomando la avenida Quai géneral Guisan, en un breve recorrido a pie se alcanza la orilla del río Rodano, desde la que es posible acceder, a través de sendos puentes, a la isla Rosseau donde puede visitarse la Ciudad del Tiempo y la Torre de la isla, los restos de un castillo episcopal del siglo XIII. Tras recorrer este espacio, uno puede adentrarse al casco antiguo de la ciudad a través de la cercana plaza de Bel-Air.
De esta plaza parten rue de la Confedération, rue du Marché y rue de la Croix s’Or; conformando un precioso barrio del siglo XV que merece la pena descubrir a pie. La catedral de St Pierre, construida durante los siglos XI-XIV, domina el casco antiguo de Ginebra. En las inmediaciones, es posible visitar importantes iglesias, museos y el conjunto arquitectónico medieval que rodea la plaza Bourg-de-four.
Al oeste del casco antiguo se abre paso la ciudad nueva, con amplias avenidas y grandes plazas como la plaza Nueva, rodeada por el Gran Teatro y el Conservatorio de Música. Al sur de la plaza se extiende Promemade des Bastions, y al oeste el barrio de Palinpalaism con importantes museos como el Museo Etnografico, el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo, el Museo de Arte Moderno y el Museo de Arte e Historia.
Al otro lado del Ródano, se encuentra la ciudad internacional con interesantísimos museos, colosales edificios como el Palacio de las Naciones o el Castillo de Penthes y zonas verdes como el Parque Mon Repos o el Jardín Botánico.
Ginebra es una ciudad redonda que merece la pena visitar y de la que es posible obtener una fantástica panorámica ascendiendo en teleférico al Mont Salève.
Restaurantes y vida nocturna en Ginebra
A pesar de su tamaño relativamente pequeño, en Ginebra no faltan grandes lugares para comer. Ya sea que busque una experiencia tradicional suiza o un asunto un poco más económico, no tendrá que buscar muy lejos. Como nación famosa por su queso, no debería perder la oportunidad de probar la famosa fondue de la ciudad. Algunas de las mejores se pueden encontrar en el restaurante La Barillette, donde podrá disfrutar de la delicadeza sobre unas vistas inmejorables de Ginebra y su lago, siempre que haga una reserva con al menos un día de antelación. Los alrededores de la estación de tren también son excelentes para la comida, con una gran cantidad de restaurantes que ofrecen cocina de todo el mundo.
Compras en Ginebra
Ginebra puede ser una ciudad impregnada de historia y cultura, pero también podría rivalizar con ciudades más grandes como Londres y París como destino europeo de compras de clase mundial. Ginebra se especializa en las cosas más finas de la vida y, aunque no son baratas, hacen que las compras en las vitrinas sean cautivadoras. La zona alrededor de La Rue du Marché, en el centro de la ciudad, es ideal para comprar recuerdos y examinar con detenimiento los famosos relojes suizos y el chocolate. Si quieres llevarte un recuerdo único de tu viaje a Suiza, el casco antiguo no te decepcionará. Sus callejuelas y calles serpenteantes ofrecen algo nuevo que descubrir a cada paso, con una gran cantidad de tiendas de antigüedades y museos que seguro atraerán a cualquier viajero.
Eventos y atracciones en Ginebra
Una visita obligada gracias a su prominencia en toda la ciudad es el Jet d’Eau. Una de las fuentes más grandes del mundo, esta atracción de 140 metros de altura bombea más de 500 litros de agua por segundo y se ha convertido en un icono de Ginebra. Un viaje a la ciudad suiza no está completo sin un viaje a la cercana cordillera. El intimidante Mont Salève es fácilmente accesible por teleférico, subiendo 1100 metros en menos de cinco minutos. Para aquellos que quieran bombear su adrenalina, dependiendo de la temporada, el esquí, el snowboard, la bicicleta de montaña e incluso el parapente son sólo un puñado de deportes disponibles en la región montañosa. Si los deportes de aventura no son lo suyo, simplemente disfrute de la espectacular vista sobre un chaud de chocolate o un vaso de vino caliente.
