En el que la vida de Prometeo queda unida al Cáucaso
Desafió a los Dioses. Por ello, Zeus privo del fuego a los hombres. Pero el Titán, como benefactor de la humanidad, escaló el monte olimpo y cogió el fuego del carro de Helios, y se lo llevó triunfal de vuelta. Esto desató, aún más, la furia de Zeus, que dio vida de la arcilla a Pandora y la envió junto con un ánfora que contenía todas las desgracias. Pandora abrió el ánfora y la venganza de Zeus cayó sobre la humanidad; todos los males y desgracias salían de la jarra, pero Pandora la cerró antes de que se escapara la Esperanza. Después de castigar a la humanidad, Zeus no se olvidó de Prometeo, y le hizo pagar su osadía. Fue llevado al Cáucaso donde se le encadenó a unas columnas y Zeus hizo llegar a un águila que se comía su hígado. Pero este crecía de nuevo, y cada noche el águila se lo volvía a comer, con lo que el tormento no terminaba. Prometeo debía pagar su osadía eternamente. Sin embargo, una flecha alcanzó al águila y Prometeo quedo libre. Había pagado la deuda contraída por su osadía.