Las Viniegras
Situadas justo en el extremo suroccidental de La Rioja, Las Viniegras se dividen en dos zonas separadas por unos escasos ocho kilómetros que se localizan entre la sierra de la Demanda y la Tierra de Cameras. Éstas dos zonas son, por un lado, Viniegra de Abajo, la mayor de las dos con unos escasos 130 habitantes; y Viniegra de Arriba, una joyita rural habitada por menos de 50 vecinos.
Las actividades económicas principales de ambas villas son la ganadería ovina y la explotación forestal. De hecho, en Viniegra de Arriba aún se conserva un rebaño trashumante que ha sido otra de las actividades de la que sus habitantes han vivido desde hace muchos años.
En la historia de la zona donde se sitúan Las Viniegras tenemos, primeramente, constancia de una ocupación romana, puesto que aquí encontramos una antigua necrópolis muy cerquita de Viniegra de Arriba, concretamente en el collado de San Miguel.
Posteriormente, la tierra paso a manos del Señorío de Cameros y, tras esto, el duque de Abrantes se apropió de ella. Entre los siglos XVI y XVIII Las Viniegras alcanzaron su máximo esplendor, gracias en su mayor parte al éxito de su ganadería trashumante, de la cual hoy en día aún queda un pequeño vestigio.
Viniegra de Arriba, considerado uno de los pueblos más bonitos que podemos conocer, sobre todo para los amantes de la arquitectura más tradicional, algo que podéis observar en la foto.
Sus pequeñas callecitas conservan el empedrado original y sus casas se encuentran prácticamente construidas en piedra rojiza, con muros de carga que actúan como aislante para el duro y frío invierno. Además, este caserío se encuentra acompañado de un paisaje excepcional, además de ir siguiendo el curso de los ríos Ormazal y Castejón.
Su lugar más turístico es la iglesia de la Asunción, la cual es desproporcionadamente grande para la reducida población de la villa. Ésta no responde a ningún plan concebido y sus volúmenes se superponen unos a otros de forma muy irregular.
El día 22 de julio se celebra aquí las fiestas patronales en honor a Santa María Magdalena. Ese día se realiza una danza de zancos en Anguiano, donde los jóvenes se montan sobre zancos de madera que terminan en punta en un alarde de habilidad y de arrojo. Se trata de una de las manifestaciones más interesantes del folclore español.