Experiencias gastronómicas Dijon: Mucho más que la mostaza.

Cuando se piensa en Dijon, la mente de cualquier comensal salta inmediatamente a la exportación más famosa de la ciudad: la mostaza. Y aunque ese hecho ciertamente da una pista sobre las proezas gastronómicas de Dijon, los condimentos son sólo la punta del iceberg. Dijon es un lugar modesto con un ambiente relajado. Es una noble ciudad francesa que puedes explorar sin tener que luchar entre multitudes de turistas. Pase un día leyendo un libro en un encantador café del vecindario, o pasee por las magníficas calles medievales bordeadas de una interesante arquitectura. La catedral de Dijon es una de las muchas opciones si buscas llenar tu itinerario entre las actividades gastronómicas de todo el año.

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Como es de esperar de cualquier ciudad francesa orgullosa, Dijon se toma su cocina muy en serio. Hay un gran número de restaurantes galardonados y excitantes experiencias culinarias, mientras que los alrededores ofrecen viñedos y granjas de ganado de clase mundial. Teniendo esto en cuenta, no es sorprendente que la comida de Dijon esté dominada por dos pilares gemelos de la clásica cocina francesa: el vino y la carne de vacuno. El aceite de oliva también juega un papel importante en muchos platos que encontrará aquí, junto con el trigo y la cebada cultivados localmente. Los platos son saludables, y a los residentes les gusta mostrar lo mejor de los productos frescos de la zona.

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El Coq au Vin es un favorito habitual en Dijon, como en toda la región de Borgoña. El pollo se hierve lentamente en un vino tinto junto con zanahorias, hierbas, papas y a veces tocino. Otro plato que hace lo mejor del vino local es la Carne Bourguignon. La carne se cocina lentamente en vino tinto con tocino y una variedad de vegetales frescos. Ambas son comidas simples, ricas y abundantes, perfectas para una fría noche de invierno.

Muchos comensales podrían resistirse a la idea de comer caracoles, pero el Escargot sigue siendo un clásico en esta parte de Francia. Este manjar se saca de su concha y se cocina con ajo, mantequilla y vino blanco. Los caracoles se vuelven a poner cuidadosamente en su caparazón, para que te diviertas sacándolos de nuevo. Otro plato inusual es el Jambon Persille, hecho con jarrete de jamón y perejil, curado en gelatina y servido frío con encurtidos y tostadas.

Una regla tradicional de la cocina francesa es que cualquier vino con el que se cocine debe ser también bueno para beber. El vino en Dijon es un testimonio de esa forma de pensar. La región es el hogar del Pinot Noir y el Chardonnay y hay más de veinte viñedos al sur de la ciudad. El complejo Pinot Noir que se produce en la zona tiene notas de grosellas, frutos rojos, setas y un toque de especias, así que es fácil ver cómo se abre camino en muchos platos locales.

Para una escapada culinaria a la ciudad que ofrezca la oportunidad de relajarse y disfrutar de los sabores clásicos de Francia, no busque más allá de Dijon. La impresionante arquitectura y las encantadoras calles se combinan con una fabulosa comida y vino, que a menudo se sirven juntos en platos que representan lo último en comida casera.


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